Ha ganado un espacio importante en el bloque radical del Senado de la Nación. Se muestra como un exponente del radicalismo que promueve el rearmado del partido juntando los pedazos en que ha quedado desperdigado después de la debacle delarruista de 2001.
- ¿Cómo se parará el radicalismo en el Congreso frente a la fuerza que representa el kirchnerismo?
- Este Gobierno es peronista porque tiene una tendencia natural a la hegemonía. El peronismo con ese cuento del movimientismo tiene esa tendencia. Por eso cuando el peronismo gobierna busca arrasar con todo lo que encuentra en el camino. Por eso el rol de la oposición es ponerle límites. El radicalismo tiene que liderar esa oposición y aunar a los legisladores de otros partidos para concretar esos límites.
- ¿Hay un nueva impronta en el radicalismo como expresión partidaria?
- Primero, el radicalismo tiene que definir cuál es el rol en la Argentina de hoy. Para mí debe ocupar una franja que es la del progresismo republicano. Progresismo es una mirada que ponga el acento en la redistribución de la riqueza, en la inclusión de los excluidos en la década del '90 y que la política de desarrollo nacional proteja nuestras fuentes de producción. En esa línea están el socialismo, el ARI y algunos partidos provinciales. Republicana es la defensa institucional del Congreso, donde se escucha a las minorías, un Poder Judicial independiente, la prensa independiente, acceso a la información pública y transparencia en los actos de gobierno. Nosotros tenemos que ser garantes de esto porque en todos estos aspectos hay falencias de este gobierno.
- En 1999 usted lo fue a buscar a Roberto Iglesias para que fuera candidato a gobernador y ahora también lo impulsa como candidato a la gobernación en 2007 por la Lista 3
Es así porque el mejor de los dirigentes de nuestra generación es Roberto Iglesias. Uno tiene que darse cuenta de que los procesos políticos deben estar conducidos por personas capaces y considero que Roberto es el mejor y me he ido convirtiendo de a poco en un operador de él en Buenos Aires.
- ¿Los gobernadores “K” son la expresión del radicalismo actual?
- La posición de cualquier gobernador hay que tomarla con pinzas, porque están en una situación de debilidad institucional. Esto es porque en la Argentina el federalismo no existe. En realidad sólo está escrito en la Constitución, pero “a la hora de los bifes” no existe. Hoy el federalismo está resumido a la buena o mala relación personal que cada gobernador puede tener con el Presidente. Si andás bien con él recibís plata y si no, no recibís un centavo. Y, por supuesto, los gobernadores intentan llevarse bien con Kirchner porque tienen que cumplir con un plan de gobierno.
- O sea que los gobernadores por su rol no están en condiciones de asumir un liderazgo en el radicalismo.